miércoles, 5 de agosto de 2009

El príncipe


El príncipe

Unas veces, le largué a los corrales
Con la ingle averiada a mis muchachos en dioses
Por todo tedio y abandono, porque sí,
Los largué a la desrienda de seductores incrédulos
Con su voz arqueada sobre los alambres
Los largué…la luna entera…

Las tanzas en lo oscuro de las ferias y las cañas
De lo alto me los vieron merecer
Cada enagua que rozó aquellos cardos
Y me los vieron dolerse en sus zapatos dilustres
Me los vieron felices y no siempre sonriendo.

Como alfileres dotados de un corazón valsearon
Hasta los árboles que humedecen la brisa
Y desprenden sus manzanas lentamente
Sobre la piedras que aun susurran para nadie bajo el río
Y las maderas de guitarra fueron nobles, pues ceniza
Pero alfileres dotados de un corazón valseamos…

Y así se fue el tiempo…cuando fui príncipe demilunio
Del caserío prendebúhos…
Bajo aquellos cielos finos.
Con un pañuelo envenenado
Le saltamos al amor contra los alambres.
La leche es dulce. Y se termina.

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